Heat.

Me caben bien los recuerdos que podrían empaparse de engañosos maleficios.
Podría desorientarme como nunca y como a nadie, dejando que las lluviosas y tremendas fechorías de la memoria se metieran con mi dudosa estabilidad. Como es el volverte loca.
Como es complacer a la soltura.
Como es mentirle a la propia dignidad.
No hay y no habrá cabida a la cordura.

Soy la que no tiene y más te da.

Blasfemos los ojos que tomaron la captura.
Desdichados los que palparon la aventura.

Y mientras escucho las últimas notas de mi insomnia, me percato que ahí ya es de día.

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