Algo ahí adentro está a punto de culminar.

Las horas, las notas y el hambre. Todos en conjunto marcan el momento oportuno donde las manos comienzan a cobrar vida propia. Qué será? Si no es el ritmo de música clásica lo que mueve a mi ansiedad, si no es el frío intenso que hasta hace unos minutos pudo encajuelarse en mi mochila desgastada. Si no es la ropa limpia que como reina pude disfrutar al instante en que desnudara mi condenada locura, si no es la necesidad insaciable de finalmente encontrar una razón. Qué será?. Claro. Es la poca memoria que atesoro cuando de buscar un camino lógico se trata. Cuando de vivir una fina línea recta es requerido para no dejar a la emancipación pasar por la puerta grande. Pues mirala ahí, limpiándose el gesto, limpiándose la soltura y adoptando una experiencia. Que te han dicho del retorno? ...Ya lo sabíamos. Que curiosa la pierna que juega a desesperarse mientras el ya mentado regreso me lleva nuevamente a mi gesto y mi soltura. Otra y otra vez.

Repetidamente. Y Otra vez.

Será mejor que no intente escribir mientras las luces se apagan.
Dicen por ahí que hace daño.

Mejor entonces colocar mis nervios en el plato a mi lado. Para que luego pueda comerlos como festín, justo antes de acoger tu verdadera historia, antes de expoliar la realidad que he imaginado. Un pedazo de tiempo para satisfacer mis más escondidamente sutiles ganas de sonreír.

Será mejor no intentar escribir mientras las luces ya están apagadas.
Ésta vez, va en serio.


BotOgnion.