Para vestir momias, a veces nos quedamos cortos.

Para vestir momias, a veces nos quedamos cortos.
Es la historia que no avanza, que no mira y que no alcanza. Es la propia utopía de pensar e imaginar, mientras castillos enteros se derriban frente a lo que pretendía permanecer como aliento único y certero. Nos importa a caso, que para no acabar con colores mutilados, debamos alzar la mirada y comprender lo que vive detrás de la idea e ilusión, del sentido imaginario que ama y arrebata con devoción, mientras el hambre de lo incierto nos quita las pocas y muy prostituidas maneras de entendimiento y sentido común?

Aquí no hay sentido común.


BotOgnion.

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